El trabajo en la base y proyectos como Universo Mujer han convertido a España en una fuente inagotable de talentos y medallas. Es el único deporte en España que supera las 100.000 licencias femeninas. Pau Gasol, el mejor jugador de baloncesto que ha dado nuestro país, se retiró del deporte profesional hace ya un año y medio, poco después de los Juegos Olímpicos de Tokio. Y sucede. Muchos jugadores atribuyen a Gomelski el oro de Seúl, porque se sentaba con cada uno de los jugadores y les convencía de que eran los mejores, un poco al estilo de Luis Aragonés. La pequeña ahabía salido de su casa ese mismo día y las imágenes de cámaras de seguridad de una entidad bancaria la llegaron a registrar cuando caminaba hacia el piso de su padre -por aquel entonces ya estaban separados- y, poco después, cuando regresaba a la casa de su madre. P. ¿Hay mucha diferencia entre las versiones occidental y soviética? P: Me parece curioso que, a diferencia de equipos deportivos como los de Cuba, que aprovechan cada competición internacional para huir, en la Unión Soviética no se marchaba nadie, a pesar de que en la NBA podrían pagarles mucho más dinero.
La pivot búlgara está mejorando sus valoraciones con respecto a aquel gran año, e incluso ha sido proclamada Jugadora Más Valorada (MVP) de una de las jornadas de la competición -la segunda, en la cual sumó 19 puntos, 15 rebotes, 3 tapones y 3 faltas recibidas (35 de valoración) frente a Lacturale Art Araski-. Porque en función de su cualificación, las trabajadores pueden vestir falda gris con chaqueta roja (aspirante), con chaqueta negra (empresaria) y camiseta negra o blanca, según su lugar en la pirámide. El base canario del Real Madrid fue nombrado mejor jugador de la temporada europea en uno de los primeros actos que han tenido lugar en la ciudad italiana, sede de la Final Four de la Euroliga. M. B.: Sí, el Madrid es el primero que les pone en serios aprietos después de pasearse por Europa. M. B.: Este periodista francés que hemos mencionado antes afirma que sí, que había agentes del KGB en las concentraciones y que era sencillo identificarlos. M. B.: Sí. El caso más claro es Litiuania, donde estaba muy mal visto que un jugador se fuera al CSKA.
Pero su caso es especial, porque su madre es española y ya hablamos de una repatriación. Los números rojos de ambos equipos son una constante. La mayoría son desdeñables, pobres revisiones en clave pop de la época, sin fuentes originales, que orbitan en torno a iconos mínimos como los bigotes, los pantalones cortísimos o el hecho escandaloso de que los deportistas fumasen en los hoteles. Es más, te diría que a la mayoría le ha hecho ilusión que nos interesásemos por su pasado. En los Nuggets (1-1), que comenzaron la temporada venciendo en Houston, destacó el base novato Emmanuel Mudiay con 15 puntos, mientras que el escolta reserva Will Barton llegó a los 14 y el alero italiano Danilo Gallinari aportó otros 10 tantos. “Ha significado todo. Sin él sería imposible haber ganado tantos campeonatos, imposible. Ya nos habían avisado que era arisco y que no se prestaba a este tipo de cosas, y así fue. Alcanzar la primera plaza en este tipo de rankings siempre fue un objetivo de la institución de Chamartín, que se afana a diario en firmar alianzas estratégicas para llenar más la caja de caudales, también para que su repercusión internacional sea superlativa. Si los dos padres hubieran sido soviéticos, no le habrían dejado salir de ninguna manera, porque la URSS nunca había perdido un talento de este nivel.
P: 1984. El Real Madrid consigue fichar a Chechu Biriukov, una de las perlas de la URSS junto con Sabonis, cuando de allí no salía nadie. N. M.: Había complejo, sobre todo con los entrenadores: en la URSS pensaban que los yugoslavos eran todos genios y los suyos unos patanes. N. M.: ¡Eso es! N. M.: Y hay otro detalle a tener en cuenta: algunos jugadores eran informantes del KGB. El KGB intentaba dar la imagen de que lo controlaba todo, pero no era así: ellos mismos trapicheaban con caviar y productos que no se podían comprar. P: Los soviéticos siempre viajaban con agentes del KGB. Pero el prólogo a cargo de Sergey Tarakanov anticipó una realidad distinta: he aquí una ‘rara avis’ que va más allá del arrebato pop. En una era que ha visto a los datos conquistarlo todo, en que la métrica avanzada desplaza al ojo del observador como si ya no importara, Jokic, en su divino misterio, devuelve al centro de la escena un sentido como errante, una prosa de frescor y de luz por recordar que el baloncesto sigue siendo un juego inteligente, una de las bellas artes, una poética contra la fuerza bruta, una sinfonía.
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