El núcleo de los Bulls se mantiene estable: DeRozan y LaVine siguen en su doble anotación

En medio de una NBA marcada por traspasos y reconstrucciones, los Chicago Bulls han decidido apostar por la continuidad de su núcleo. DeMar DeRozan y Zach LaVine siguen siendo la referencia ofensiva del equipo, consolidándose como una de las duplas más prolíficas en anotación del Este. La confianza depositada en ellos por la directiva ha reforzado el sentido de identidad de la plantilla, y los aficionados, leales a su legado, continúan luciendo con orgullo su camiseta chicago bulls en cada partido en el United Center.
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La química entre DeRozan y LaVine no se limita al talento individual. Ambos han encontrado una forma efectiva de coexistir, alternando momentos de protagonismo sin entorpecerse en la cancha. DeRozan sigue siendo el maestro de la media distancia y de los momentos cruciales, mientras que LaVine aporta explosividad, triples y transiciones rápidas que desequilibran cualquier defensa.
Esta continuidad en el núcleo ha permitido que el entrenador Billy Donovan centre su enfoque en ajustar detalles en lugar de reconstruir. Los esquemas ofensivos del equipo han evolucionado para aprovechar la versatilidad de sus estrellas. DeRozan opera con libertad desde el poste alto o en aclarados, mientras que LaVine actúa como francotirador y cortador, lo que obliga a las defensas rivales a elegir constantemente entre dos amenazas.
Una de las claves del éxito de esta dupla ha sido la mejora en la toma de decisiones. Ambos jugadores han asumido un rol más generoso, involucrando a compañeros como Coby White y Patrick Williams, quienes también han dado pasos adelante en su desarrollo. Esta distribución más equilibrada de la ofensiva ha hecho que los Bulls sean más impredecibles y, por lo tanto, más peligrosos.
En el aspecto defensivo, si bien siguen existiendo lagunas, el equipo ha mostrado más compromiso colectivo. La veteranía de DeRozan se ha traducido en una actitud más responsable en defensa, mientras que LaVine ha trabajado en mejorar su lectura de juego y esfuerzo en el perímetro. La solidez de Nikola Vucevic en la pintura también ha sido un punto clave para mantener el equilibrio en ambos lados de la cancha.
Más allá del rendimiento estadístico, lo que realmente destaca es el liderazgo de DeRozan y LaVine dentro del vestuario. Su compromiso con el proyecto de los Bulls ha generado una atmósfera de confianza y ambición. Saben que, en una Conferencia Este cada vez más competitiva, no hay margen para la relajación, y cada partido cuenta.
La apuesta por la estabilidad es arriesgada en una liga tan dinámica como la NBA, pero los Bulls están convencidos de que este núcleo aún tiene mucho por ofrecer. Si logran mantenerse sanos y seguir afinando su química colectiva, podrían convertirse en un rival incómodo en playoffs. Y mientras tanto, los aficionados continúan alentando con pasión, orgullosos de su identidad y listos para presumir su camiseta baloncesto en cada rincón de la ciudad.